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martes, 22 de noviembre de 2011

22 de noviembre: McLean Falls - Oamaru

El plan de hoy es llegar hasta Oamaru. Por el camino pasaremos por Dunedin, la ciudad más importante de la región de Otago.



Como siempre, por el camino hay un montón de paradas que se pueden hacer. Nosotros decidimos parar en Matai Falls, un paseo de 30 minutos de ida y vuelta.


De aquí, nos dirigimos a Nugget Point. Famoso por su Faro construido en 1869 y que recibe su nombre por las las formaciones rocosas que están a pie de mar y que simulan unas pepitas de oro. El camino es de un solo carril, pero es de dos sentidos, con lo que hay que tener un cuidado del copón. Además si te coincide con obras, como nos pasó a nosotros, te cagas! Desde el aparcamiento hasta el faro, son unos 10 minutos caminando. Muy buenas vistas.




Tomamos la carretera SH92 con dirección Balclutha para salir de los Catlins. Llegamos a Dunedin hacia el medio día. Antes de entrar a la ciudad, tomamos el desvío que nos llevó a la Peninsula de Otago, que queda en frente de la ciudad. Es una península muy grande con hasta Castillos Escoceses. No nos va a dar tiempo de verla bien, así que buscamos un parque a la orilla de la bahía para comer. La carretera es muy estrecha y con muchas curvas, pero bonita.


Después de comer, nos dirigimos a Dunedin. Dejamos la autocaravana en frente de la Estación de Tren, famosa por ser el edificio más fotografiado de Nueva Zelanda. Entramos a verla. Hombre, está bien y puedes sacar unas fotos chulas pero tampoco nos parece para tanto. Lo que si nos dio la impresión de que podría ser un buen plan es el viaje en la antigua linea de tren que sale desde aquí hasta Queenstown.







Damos una vuelta por la ciudad pero no nos llama nada la atención, así que salimos hacia el destino final del día, Oamaru. Por el camino paramos para ver las Moeraki Boulders, una colección de enormes pedruscos esféricos repartidos por toda la playa que solo se pueden ver en marea baja.



De aquí nos dirigimos a Oamaru, derechitos al Top 10 Holiday Park. Sencillito pero cumplidor. Esta ciudad está completamente volcada a los pingüinos. Hay dos colonias. La primera de pingüinos de ojo amarillo, que sólo se pueden ver desde un observatorio en lo alto de una playa y si tienes suerte, ya que están protegidos. Nosotros la tuvimos y hasta llegamos a ver a una cría entre los arbustos. La segunda es de pingüinos azules y estos anidan en la antigua cantera. La visita es a las 21.30 y previo pago de entrada de 20 NZ$.

Nosotros no fuimos, y decidimos dar un paseo por el centro, que resulto ser una calle fantasma donde sólo nos encontrábamos nosotros y un par de parejas turistas más.




De aquí, al camping y a preparar el día de mañana.

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